La directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, advirtió del efecto negativo en la ciudadanía que puede conllevar la ley aprobada, recientemente, en Holanda que convierte automáticamente a los ciudadanos en donantes de órganos.
Domínguez-Gil considera que esta modificación legislativa por la que los ciudadanos se convierten en donantes salvo a aquellos que hayan expresado su negativa en vida y certificándolo así un registro específico, se ha manejado de una forma «un poco torpe» y cree que, antes de llevarla a cabo, en este país se tendrían que haber cambiado «muchas cosas antes» en relación a las donaciones.
«Muchos ciudadanos pueden percibirlo como un intento de fiscalización de los órganos por parte del Estado y puede tener un efecto negativo», alertó Domínguez-Gil al ser preguntada en Santander sobre la nueva ley de donación de órganos aprobada en el Senado holandés por un estrecho margen.
La directora de la ONT señaló que en España la ley de consentimiento presunto en la donación es «idéntica» a la de Holanda y a la de otros países tanto del entorno europeo como de fuera, pues parte del mismo concepto, de la base de que toda persona es donante salvo que haya expresado en vida su oposición a serlo.
Sin embargo, la directora de la Organización Nacional de Trasplantes explicó que «lo que puede variar mucho de un país a otro» es en «cómo se aplica el concepto».
Así, según Domínguez-Gil, en Holanda lo que se plantea es una implementación «muy estricta» del concepto ya que hace falta que una persona se haya opuesto en vida a la donación, certificándolo así en un registro creado específicamente para ello, para que sus órganos no sean donados, «aparentemente sin tener demasiado en cuanta a la familia».