23andMe fue una de las precursoras del «boom» actual que viven los test genéticos a la carta. La compañía, valorada en más de 2.500 millones de dólares, acaba de dar el salto definitivo a la industria farmacéutica, utiliza los datos genéticos de sus clientes para desarrollar medicamentos. No obstante, según apunta Ricardo de Lorenzo Aparici, socio-director del Área de Nuevas Tecnologías De Lorenzo Abogados, no es algo que deba preocupar en exceso en Europa, ya que la regulación es mucho más estricta.
De Lorenzo asegura en una información publicada en «Voz Pópuli» que la compraventa de datos sanitarios sin el consentimiento expreso de los usuarios es impensable en nuestro país, ya que está expresamente prohibida por la Regulación General de Protección de Datos (RGDP), que entró en vigor en 2018. Estados Unidos, por el contrario, es una historia completamente diferente. «Mientras este tipo de compañías funcionen con clientes europeos u operen en Europa, quedan bajo la jurisdicción de la normativa europea, por lo que un escándalo así sería imposible», concluye el experto. No obstante, las nuevas tecnologías van tan deprisa que a veces adelantan a la regulación.