Ricardo De Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario (AEDS), ha analizado la evolución de la Sanidad y su especialidad en estos últimos 40 años. Asimismo, ha realizado una valoración de lo que ha aportado la revista EL MÉDICO al sistema y sus profesionales.
Con motivo del 40 aniversario de EL MÉDICO, ¿podría hacer un balance de su sector en estos últimos 40 años?
La delimitación y autonomía del Derecho Sanitario ha vivido en España un importante proceso de desarrollo y consolidación durante los últimos cuarenta años, etapa durante la cual ha adquirido los perfiles que hoy tiene y que lo sitúan en una posición central y emblemática dentro del conjunto de regulaciones jurídicas que ofrece el modelo de Estado Social hoy existente entre nosotros, de forma que, en la actualidad, puede afirmarse que el Derecho Sanitario supone una nueva cultura, diferente de lo que, hace algún tiempo, se conocía como “Legislación Sanitaria”, “Medicina Legal” o “Derecho Médico”, cultura esta que ha configurado una de las más nuevas y pujantes ramas del ordenamiento jurídico.
En mi sector, el Derecho Sanitario constituye, sin duda, una de las materias que mayor auge ha experimentado en las últimas décadas. Su ámbito es interdisciplinar y abarca tanto materias de carácter jurídico como ético, sanitario y económico, razón por la cual atrae asimismo el interés de profesionales provenientes de diferentes disciplinas y especialidades, y ello tanto a escala nacional como internacional. Todo ello obedece a varios tipos de razones que paso a enumerar a continuación.
Por una parte, al innegable peso específico que las materias, cuestiones o problemas relacionados con la atención sanitaria y la salud pública representan en todos los órdenes, tanto desde la perspectiva del interés social por su calidad, en cuanto síntoma de progreso y desarrollo sociales, como desde la económica, o desde la profesional, atendido el elevado número de profesionales de extracción diversa que se encuentran implicados en aquellas.
Por otra parte, los propios avances científicos y tecnológicos plantean, de forma ya constante, en los últimos años complejas interrogantes jurídicas y éticas compartidas mundialmente. La reflexión profunda desde estos dos ámbitos ante estos nuevos retos constituye, desde hace años, una de sus tareas más apasionantes en nuestros días, e interesa directamente a los profesionales implicados en la prestación de la asistencia sanitaria.
¿Qué logros se han conseguido?
El logro de los «derechos de los pacientes» que es el logro de la autonomía que el paciente pasó a ostentar en el ámbito biomédico. En las últimas décadas se ha transformado la forma de relacionarse los médicos y los enfermos, y ese cambio ha sido de tal magnitud que ha superado los efectuados en años anteriores. El paso del modelo paternalista al autonomista supuso una transformación con escasos precedentes históricos.
Se cumplen ahora 25 años de la legislación biomédica y 20 de la ley de autonomía de los pacientes, que, entre otras muchas normas de desarrollo, han dado la importancia que tienen los derechos de los pacientes como eje básico de las relaciones clínico– asistenciales.
Pero esta importancia de los derechos de los pacientes no solo ha tenido su reflejo en el ámbito propio del Derecho, sino que también desde la perspectiva de la Ciencia Médica, ya desde sus orígenes, al contemplar la actuación del médico en relación con sus pacientes, tanto en las relaciones personales como en lo referente a la salud y su vida, incorporó numerosas disposiciones tendentes a la salvaguarda de la intimidad y el respeto a la información proporcionada al médico por el paciente, en base a la relación de confianza que presidía dicho tipo de vinculación. En tal sentido, el Juramento Hipocrático enunciaba expresamente el secreto el cual se ha mantenido hasta nuestros días, si bien con formulaciones diferentes en las sucesivas declaraciones de la Asociación Médica Mundial.
La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, completó las previsiones contenidas en materia de derechos y obligaciones de los pacientes en la Ley General de Sanidad, adaptando dichas previsiones al Convenio del Consejo de Europa, convenio relativo a los Derechos Humanos y la Biomedicina, para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la biología y la Medicina, popularmente conocido como Convenio de Oviedo, suscrito el día 4 de abril de 1997, equiparable en importancia y rango a la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como a otras disposiciones legales posteriores a la Ley General de Sanidad, como es el caso de la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal.
¿Qué ha aportado la Revista EL MÉDICO al panorama sanitario?
La Revista EL MÉDICO se ha mantenido como una de las cabeceras de referencia de la prensa sanitaria española.
Mi felicitación general a la que me uno, es además especialmente entrañable al haber compartido sincera amistad, años, proyectos y experiencia con Jenaro Bascuas desde los lejanos años ochenta. Mi relación personal y de colaboración profesional con su Grupo Editorial Saned, me permitió acompañarle y disfrutar juntos de sus éxitos, marcados por una clara visión de futuro, y a quien debo el que desde su fundación incorporó contenidos jurídicos de un emergente Derecho Sanitario.
Ahora en este 40 aniversario lo hago con Francisco Bascuas, su hijo, con el que tuve ocasión de compartir actividad profesional desde el Derecho, que ha seguido su senda sobre la base del cambio que ha supuesto el concepto del periodismo, en este caso sanitario, como medio de comunicación, y cuyos resultados avalan un trabajo bien hecho, por un equipo profesional de primera línea, que dirige la gran periodista Leonor Rodríguez, en la que confían los profesionales sanitarios.