Tribuna de Álvaro Echevarría Juara, vocal de la AEDS y director de la Asesoría Jurídica del Consejo General de Farmacéuticos
El valor de los datos en el ámbito sanitario es inmenso e incuestionable, y su regulación es, por tanto, una de las mayores necesidades normativas no solo de futuro sino de presente, en el nuevo contexto social. Por ello, es de vital importancia que este nuevo marco jurídico – que ha arrancado ya con la reciente aprobación en el Parlamente Europeo del Reglamento del Espacio Europeo de Datos Sanitarios (EEDS), cuyo enfoque y principales novedades son de sobra conocidas en el sector sanitario– se adecue a las características y particularidades de los diferentes países y de sus sistemas sanitarios, para conseguir el objetivo de ser verdaderamente útil para apoyar la prestación de asistencia sanitaria y fundamentar la investigación y la elaboración de políticas en el ámbito sanitario.
Pero, y ¿ahora qué?, ¿cuáles van a ser los próximos pasos para que este nuevo marco regulatorio sea una realidad tangible?. Como es natural, ante una regulación europea de tan alto impacto en la prestación de asistencia sanitaria y la organización de los sistemas de salud, que son competencia primaria de los Estados miembros, y sobre los que, por tanto, el Reglamento EEDS no ahonda ni ofrece demasiada luz sobre los aspectos prácticos de su implantación, ahora el foco pasa al ámbito nacional.
Desde esta perspectiva, trataré de esbozar el escenario que se abre en España y que, sin duda, conllevará importantes adaptaciones, tanto a nivel normativo, como tecnológico, funcional y de gobernanza para llevar a la práctica este ambicioso proyecto. En efecto, el éxito del EEDS dependerá en buena medida de cómo los Estados miembros adecúen sus sistemas sanitarios a este novedoso marco. Los responsables de su implementación deberán tener muy en cuenta todas las características de nuestro sistema sanitario, las derivadas del marco autonómico y las particularidades del sector para que tanto la calidad como los tiempos de su implantación se ajusten a las expectativas creadas en los ciudadanos.
Este gran espacio de datos se nutrirá, fundamentalmente, de la información de los profesionales sanitarios que prestan cada día asistencia a los pacientes de toda la UE y que, a su vez, lo harán con base en esa misma gran fuente de datos, por lo que será crucial que toda la información que confluya en el EEDS sea plenamente confiable y de calidad. Y la garantía de la calidad de estos datos residirá, en buena parte, en un correcto control del ejercicio profesional, por lo que las Administraciones responsables deberán apoyarse en las organizaciones colegiales que representan y aúnan a los correspondientes profesionales sanitarios.
Otro gran reto consistirá en afrontar un proyecto necesariamente integrador, ya que partimos de un escenario descentralizado y fragmentado, con compartimientos estancos tanto a nivel territorial como entre la sanidad pública y la privada. Por ello, se antoja imprescindible que, a la hora de dar este paso, sus responsables tengan en todo momento en cuenta que el EEDS afectará a todo el sistema sanitario en su conjunto, y que parte de una realidad previa existente, donde ya se encuentran plenamente implantadas con éxito muchas iniciativas en este ámbito, por lo que se debería aprovechar todo el conocimiento y recursos ya desplegados.
En definitiva, para que la transición de lo proyectado en la norma aprobada en Bruselas a la realidad del día a día de este sector sea óptima, es necesario que el abordaje conjunto del diseño, la organización, la infraestructura, y el marco normativo sobre el que se sostenga cuenten con la visión y aportación de todo el sector y, muy especialmente, la de sus profesionales sanitarios.
Solo mediante un liderazgo integrador de nuestros responsables públicos se garantizará el éxito completo en España de una iniciativa europea tan decisiva para los pacientes como es el EEDS; un tren que ni podemos ni debemos dejar pasar.